jueves, 8 de noviembre de 2012

Comer: Mejor en buena compañía

Autor: Flint


Las personas acostumbradas a hacer las comidas sin compañía se alimentan menos, peor y sus menús son muy monótonos

COORDINADO POR: ROSA CUEVAS Comer solo frente al televisor con la única compañía, y encima 'virtual', del presentador de turno o en la oficina, pegado a la pantalla del ordenador mientras entre bocado y bocado se acaba la tarea son dos fotografías muy habituales hoy en día. La soledad que destilan ambas instantáneas no es solo el síntoma de una vida social mermada o desplazada por otras prioridades. Comer ha sido siempre y en todas las culturas un acto social. Tan solo en las últimas décadas y en el marco de la sociedad occidental, muchas personas de todas las edades comen solas. Este hecho es muy relevante en términos nutricionales, ya que se ha comprobado que comer sin compañía se traduce en comer más rápido, peor y de un modo menos saludable, una tendencia que se vuelve más acusada en los varones que entre las mujeres.Malos hábitosCuando se come en solitario, se tiende de manera drástica al alimento precocinado, a los platos preparados, a la alimentación rápida y poco elaborada, y al producto frío y en crudo, como fiambres, quesos y ensaladas.La persona que vive sola tiende también a descuidar el aprovisionamiento de la despensa y la nevera. Suele faltar motivación para hacer la compra, lo que deriva en una mayor monotonía en los alimentos que se adquieren.Por otro lado, se ha comprobado, a través de diferentes estudios, que el menú del solitario se caracteriza por ser una ingesta muy inferior y de menos variedad que la de una persona que come en compañía. La pereza para cocinar, la comodidad y la carencia de un horario son algunas de las causas.Niños y adolescentesPor razones laborales y sociales, la tendencia a comer solo se ha extendido también a niños y adolescentes. Alrededor de la mitad de los niños de 9 años siempre cena con su familia, mientras que ese porcentaje se reduce a un tercio en los adolescentes de 14 años.¿De qué modo les afecta la soledad ? Los niños que no cenan en familia de manera habitual comen más chucherías y comida rápida, por lo que se alimentan de forma más desequilibrada.Además, a diferencia de los adultos, el hecho de que los niños o adolescentes coman solos tiene consecuencias mucho más serias que los déficits nutricionales o la falta de variedad en la dieta. En un reciente estudio que ha realizado la Universidad de Columbia, se descubrió que los jóvenes que hacen cena en familia cinco veces por semana fuman menos, consumen menos alcohol y menos marihuana, frente a los jóvenes que cenan en familia solo dos veces por semana. También los jóvenes del primer grupo tenían menos problemas de ansiedad, de tedio y depresiones -e incluso una menor tasa de suicidio-, así como menos desórdenes alimentarios y sacaban mejores notas.Desde la perspectiva dietética, el menú del niño o adolescente que come solo es poco variado, poco equilibrado y poco saludable, ya que se basa en alimentos fáciles de consumir, precocinados (fritos u horneados) o alimentos fríos (sándwiches, fiambres, quesos) y bebidas distintas al agua. En paralelo, se descartan las sopas, las verduras, las frutas y los pescados en la inmensa mayoría de los casos. De esta manera, hay un exceso de azúcares y grasas 'trans', y una deficiencia en vitaminas, minerales y fibra. Asimismo, se produce una carencia educativa, ya que el niño o el adolescente tiende a comer lo que le gusta y no lo que debería; esto le dificulta abrir el paladar al sabor natural de los alimentos y fomenta que se centre solo en los sabores propios de los precocinados, con exceso de potenciadores del sabor.Además del círculo de influencia de los padres (entorno de amistades y gente en circunstancias semejantes a las propias), el marco familiar, más cercano si cabe, ha demostrado ser decisivo para establecer los hábitos alimentarios de los niños y adolescentes. Por numerosas recomendaciones que se den acerca de qué comer y cuánto, el ejemplo de los progenitores es fundamental para propiciar un uso correcto de los alimentos en términos de frecuencia y cantidad.Por pequeños que sean, los niños son conscientes de que, en ocasiones, los mensajes y las acciones de los padres pueden no ser coincidentes. La mejor forma de conseguir que un niño coma fruta es comerla a la vez que él, con naturalidad y disfrute. Es más determinante la acción que el mensaje. Esta misma circunstancia se repite con cualquier alimento o preparación culinarias.
CONSEJOS PRÁCTICOS (WWW. CONSUMER.ES )Según el Consejo Europeo para la Información Alimentaria (EUFIC), la falta de habilidades o motivación para cocinar que caracteriza a quienes viven solos limita (y mucho) sus opciones de alimentarse bien.Hay que recuperar las habilidades culinarias, coger gusto por la buena alimentación y aumentar la confianza para preparar una buena comida.Conviene participar en foros de cocina o apuntarse a clases para que se convierta en una actividad con la que disfrutar.Es buena idea intercambiar recetas con compañeros de trabajo e invitar a amigos a casa para poner a prueba las habilidades adquiridas.La Universidad de Florida recomienda:«Comer solo no es nuestra primera opción pero, si es el caso, hay muchas formas para hacer la experiencia del comer a solas más agradable. Por ejemplo, escuchar música o disfrutar de un libro grabado, ver televisión, llamar a un familiar o amigo, tener una iluminación agradable, o comer fuera, al aire libre». En definitiva, se subraya que disfrutar de la comida es un aspecto fundamental para mejorarla.

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Palabras clave: alimentación, hábitos saludables, familias